A pesar de la imagen de felicidad que muchos perfiles en redes sociales muestran y de los típicos “estoy bien”, lo cierto es que la depresión es una de las enfermedades mentales más comunes e incapacitantes del siglo XXI. Se calcula que aproximadamente 300 millones de personas la padecen y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Estado Español se sitúa como cuarto país europeo con más casos de este tipo; apareciendo también en niños y adolescentes.
La depresión es un estado de tristeza persistente que termina por tener gran interferencia en la vida diaria de quien la padece; afectando al plano personal, laboral y/o familiar. Las personas con depresión pueden sentir irritabilidad con facilidad, tener problemas de sueño, llanto incontrolable, inquietud, cansancio general, problemas de memoria, sentimientos de vacío o culpabilidad e incluso ideas de muerte, entre otros síntomas.
Son muchos los factores que pueden desencadenar un episodio depresivo y mantenerlo, donde puede llegar a cronificarse y estar presente durante un largo tiempo. Además, diferentes enfermedades (tanto mentales como físicas/orgánicas) cursan con depresión o muestran síntomas como primeros indicios.
La terapia psicológica en combinación con tratamiento farmacológico es uno de los tratamientos que muestra mayor eficacia. Por eso, es importante acudir a un especialista cuando consideramos que podemos estar experimentando este tipo de problemática o algún allegado/a.
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